Mi relación con la literatura empezó desde que era muy pequeño. Mi padre me contaba constantemente historietas que se inventaba en la cola del super, en el trayecto del autobús o incluso cuando teníamos que ir a un evento del trabajo de mamá y yo me aburría mucho. Estos minicuentos me intrigaban ¿Cómo es posible que algo tan sorprendente pase en algo tan breve?- me preguntaba.
Mis padres se conocieron en una convención de cómics en Madrid, supongo que por eso tengo tantas fotos disfrazado de superman cuando era un bebé. Mi madre era "la más mayor de las fans del mundo", como ella decía, de spiderman y me llevaba a ver todas
las películas y exposiciones sobre aquel héroe.
Poco a poco, el mundo intrigante de los cómics me fue también atrapando y comencé a devorar los antiguos fasciculos de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Tintín Gárgolas, Astérix y Obélix... en resumidas cuentas, cualquier librito con viñetas que cayera en mis manos.
Así fui pasando la infancia y hace seis años, llegué al instituto. Gracias a una profesora de literatura, conocí en 4º de la ESO el maravilloso mundo del manga y el anime.
Tengo que reconocer que tenía muchos prejuicios sobre ello. ¡Eso es de raritos!- decían mis amigos. Sin embargo, esta profesora nos facilitó como lectura opcional Mirai Nikki. Este manga es emocionante, sangriento, filosófico... a decir verdad me parece bastante complicado explicar el argumento. Es cierto que me falta mucha base en cuanto a las novelas más tradicionales. Pero veo esta carencia como una carretera de doble sentido, es decir, no se nos da la oportunidad de leer en clase esta literatura, tan diferente pero tan rica, que estoy seguro que encantaría a muchos de mis compañeros y los tendría tan enganchados como a mi. Mirai Nikki fue el comienzo, pero nopuedo olvidar tantos otros como Rozen Maiden, Haibane renmei, Ansatsu Khyoyitsu o Fullmethal Alquemist.
Juan.
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